Los primeros pasos en el mundo de la improvisación teatral nos llevan a pensar: ¿cómo es posible que ésta gente cree historias de forma conjunta sin haber pactado nada previamente? Seguro que hay algo preparado.
Pues si. Llevas toda la razón. Hay algo preparado. ¡Se acabo la farsa!
Hoy te revelo uno de los grandes secretos que hay detrás del teatro de improvisación y no es otro que: el PROL.
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¿Qué es el PROL?
Ya te adelanto que no es ningún tipo de pinganillo que los improvisadores llevamos escondido, por donde un grupo de guionistas encerrados en el almacén de bebidas del bar donde está teniendo lugar la actuación, nos van chivando la historia.
El PROL para una historia es como la base para una pizza, como los cimientos para una casa o como el café sobrevalorado para un Starbucks.
En improvisación teatral, el PROL o la PLATAFORMA es la base desde la que empezar la historia. Se trata de una técnica súper sencilla y eficaz que te va a ayudar a estructurar tus escenas con cuatro ingredientes mágicos: Personajes, Relaciones, Objetivo y Lugar.
Si dominas estos cuatro elementos, ¡prepárate para volar en el escenario!
P de Personajes: ¿Quién es esta gente?
No hay historia, sin personajes que vayan a vivirla.
Para mantener la atención de nuestro público, tendremos que dar a conocer a quién o quiénes les van a pasar cositas durante los siguientes minutos.
Cuando pienses en la P de personajes, trata de no centrarte exclusivamente en un nombre, una profesión y una voz diferente a la tuya.
Describe a tu personaje y al que tienes delante, da pistas de su forma de pensar en base a su comportamiento y a las decisiones que toma en escena y sobre todo ten el compromiso de mantener y explorar ese personaje sin perderlo por el camino. Recuerda la importancia del compromiso en la impro.
Aunque seguramente escribamos más adelante sobre ejercicios para la creación de personajes en improvisación teatral, te adelanto que uno de los trucos que solemos recomendar es observar.
Vivimos rodeados de personajes: un señor en una cafetería, una particular compañera de trabajo, una pareja que está cenando en la mesa de al lado…
Observa como miran, se mueven, hablan y se comportan y ve llenando tu caja de personajes para probarlos en tus clases de improvisación teatral.
Aprovecha esas referencias para crear personajes que conecten con el público de inmediato.
Eso si, no te quedes mucho rato mirando, no vaya a ser que descubras también la ira de ese personaje.
R de Relaciones: Conectando sin Wifi
Vale, ya tienes tu personaje definido, pero, ¿cómo interactúa con los demás? Aquí es donde entra en juego la R de Relaciones.
Una escena cobra vida cuando los personajes tienen conexiones claras entre ellos. ¡Y ojo! No se trata solo de relaciones de parentesco o amistad, sino de cualquier tipo de vínculo.
¿Qué relación tienes con el otro personaje en escena? ¿Es tu jefe, tu hermano, tu pareja, tu enemigo jurado de la infancia? Definirlo pronto te ayudará a darle chispa a la escena desde el primer momento.
Y no te olvides de las emociones, ni del estatus. Establecido el vínculo, experimentemos en cómo se relaciona mi personaje en escena con los demás, dependiendo de la emoción que le invada y del estatus en el que lo posicionan.
Consejo improvisador: No esperes a que te den la relación masticada. ¡Construye tú mism@! Observa al otro personaje, cómo se comporta, qué te sugiere, y ¡lánzate!
O de Objetivo: ¿De qué va esta movida?
Toda historia, por más disparatada que sea, tiene una meta. Aquí es donde entra en acción la O de Objetivo.
Los personajes en escena quieren algo: puede ser conquistar un reino, comprar un billete de tren o encontrar el amor de su vida. Sin un objetivo claro, la escena se siente estancada.
Tener un objetivo hace que la historia avance, le da dirección. Eso sí, no siempre tiene que ser un objetivo explícito o monumental. A veces, los pequeños deseos, como conseguir que tu vecina te preste su batidora, pueden generar escenas súper divertidas.
Hablaremos de los objetivos más detenidamente en algún artículo futuro.
L de Lugar: Ubicarte sin Google Maps
Y llegamos a la L de Lugar, el espacio físico donde transcurre nuestra escena.
Aunque no siempre nos demos cuenta, el entorno influye en nuestros personajes, en sus relaciones y en las posibilidades hacía las que puede ir nuestra historia.
Un lugar puede cambiar completamente la dinámica de la escena. ¿No es lo mismo tener una discusión en la cocina de tu casa que en la cima de una montaña, verdad?
Describir el lugar a través de nuestras palabras, acciones y movimientos ayuda a que el público (y los propios improvisadores) se sumerja más en la historia.
Recuerda que en improvisación teatral, por lo general, solemos trabajar sin decorado. La única manera de proyectar el espacio en el que nos encontramos en la mente de nuestro público y en la nuestra propia, es mediante la descripción del espacio, mejorando sin duda la verdad en la escena que estamos creando.
¡A improvisar con PROL!
Pero entonces, ¿hay o no hay algo pactado de forma previa? Lo único que se prepara de forma previa en esta disciplina son las horas y horas de entreno que un elenco lleva a cabo para mejorar la técnica de improvisación.
Trabajar en la técnica, permite establecer más concretamente y de mejor forma el PROL y los correspondientes Personajes, Relaciones, Objetivo y Lugar.
Estos cuatro elementos son el fundamento de cualquier escena improvisada y la clave para que las historias que creas en el escenario tengan sentido.
Y ahora, a trabajar con el PROL en la cabeza.
En impro no se trata de hacerlo perfecto, sino de disfrutar del proceso, de arriesgar y de descubrir qué sucede cuando te atreves a confiar en ti mism@ y en tus compañeros de escena.
Así que, ¡manos a la obra! Y que el PROL te acompañe en todas tus aventuras improvisadas.
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